sábado, 4 de agosto de 2018

Poema LIII de Bécquer. Aproximación a la poesía





Hay mucha gente que cree que es difícil entender la poesía, pero yo no lo siento así y, además, os digo que es hermoso leer un poema y comprobar que empatizamos con su autor porque los sentimientos humanos son atemporales: el amor, la desilusión, la pena o desesperación ante la pérdida de un ser amado, el odio…

Vamos a intentar leer y entender un hermoso poema de Bécquer y, después, a disfrutar de él. No es difícil, solo tienes que dejarte llevar por la intuición.

              Rima LIII

 Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el  vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!

El poeta le dice a la amada con amargura que la naturaleza cada primavera estallará en su renacer, pero que ni las golondrinas, ni las madreselvas que fueron testigos de su amor serán las mismas. Le reprocha amargamente que ella se pueda volver a enamorar de otro, pero le deja bien claro que ningún hombre la idolatrará como lo ha hecho él. Podemos apreciar el despecho de un dolorido hombre tal vez abandonado por la mujer que ama.


Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura