MEMORIAS DE ÁNGEL REINÓN SÁNCHEZ
Hijo de José Domingo Reinón Corbalán
y de Encarnación Sánchez Martínez-Reina
A mi familia y, en particular, a mi mujer.
2014
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PRÓLOGO
La vida de una persona está condicionada por el momento histórico, político y económico del entorno en el que se desenvuelve. Ángel Reinón nos presenta sus memorias y a través de ellas, sin pretenderlo, una dilatada historia de su pueblo y de las gentes con las que ha venido conviviendo. Cuenta en el momento actual con 89 años, y con él vamos conociendo la evolución de nuestro pueblo a lo largo de casi un siglo. El presente libro, por tanto, es un documento de gran importancia.
Cabe destacar un doble valor de estas memorias; por un lado tenemos el propiamente sentimental, y por otro el de testimonio del devenir histórico, político y social de Caravaca a lo largo de casi un siglo.
Ángel nos transmite a lo largo de su relato aquellos acontecimientos de su vida que más lo han marcado o que más le han hecho disfrutar o sufrir. Desde sus primeros años de vida lo vemos que se desenvuelve con gran soltura; tiene muchos amigos, muy buenas relaciones con su familia y gran facilidad para hacerse querer. Nos relata cómo la necesidad lo lleva desde niño al trabajo y cuenta como anécdota que su estatura era tan pequeña, que lo tenían que subir de pie sobre un taburete para alcanzar al yunque. Se podría decir que su escuela es la vida y que le salieron prácticamente los dientes trabajando.
El autor del libro nos muestra cómo ha ido progresando en la vida a fuerza de trabajo y de descansar también trabajando, porque ni los domingos podía parar en algunas épocas en las que había más necesidad.
Habla de mucha gente con la que se ha relacionado, y todavía se relaciona; pero yo destacaría a cuatro personas que de una u otra manera son importantes en su vida. En primer lugar sus padres; dice de su padre que era una persona seria pero apreciada. De su madre que siempre ayudaba a quien lo necesitaba. Estos dos valores los ha heredado Ángel de sus progenitores.
En segundo lugar destaca el fuerte vínculo que toda la vida lo unió a su hermano, a pesar de que Ángel era mayor que él. Destaca que se llevaban muy bien, y en varios momentos que lo ayudó.
En tercer lugar Tomás Corbalán ejerció sobre él el magisterio de descubrirle que en las cosas cotidianas se puede ser artista. Nos habla de él con un gran respeto y admiración, su maestro.
Y por último, y no menos importante para él, su familia, es decir, la que formó cuando se casó con su novia, a la que conoció una tarde en la que iba ella a por yeso y, cuando él le habló, le contestó con agrado. Llevan toda una vida juntos y forman un tándem perfecto. A diario se les ve caminar por la mañana temprano, haciendo siempre el mismo recorrido, juntos desde hace más de medio siglo. Tienen tres hijos y siete nietos.
De estas memorias destacaría ese afán de perfeccionamiento de Ángel en su producción artística, y el orgullo que siente de ver su obra completa, la que está expuesta en el museo y la que no. Cualquiera que haya tenido la suerte de apreciar estas numerosas maravillas, que Ángel todavía crea, se dará cuenta de lo minucioso que es en su trabajo, lo constante y lo perfeccionista. De otra manera no se puede crear tanta belleza.
Unamuno empleó el término de intrahistoria para referirse a la historia con minúscula de la vida diaria de las gentes de los pueblos, que constituye el sustento de la Historia de los grandes acontecimientos. En este sentido cabe destacar el relato de los hechos que hace Ángel Reinón. Asistimos al clima prebélico vivido en nuestra ciudad, a la incertidumbre de sus gentes, al desconcierto de los niños, a la escasez de alimentos, a las artimañas que tenían que tramar para que pudieran comer las familias. Este relato destaca los odios generados por las ideologías, y las situaciones extremas que marcaron a los habitantes de Caravaca y que, de vez en cuando, todavía salen a colación en momentos concretos en que se recuerda el pasado.
También refleja cómo tras la Guerra Civil la vida de los pueblos se va rehaciendo. Las gentes poco a poco van resurgiendo hasta llegar a los años sesenta en los que nos encontramos a una sociedad que por lo menos puede vivir con dignidad, a base de mucho esfuerzo familiar.
Estas memorias recogen también cómo se entretenía la gente, las diversas fiestas que se hacían en este pueblo, y costumbres como ir de gira el domingo de Resurrección al monte, con la familia, que nos muestran a una sociedad que tenía en sus ratos de ocio la prioridad de las relaciones familiares y sociales. Las Fiestas de Mayo son el punto de partida del gran acontecimiento social al que han llegado en nuestros días. Las fiestas de San Antón como las relata Ángel han desaparecido, tal vez porque aquella gran industria de la alpargata ya no es lo que era.
Me gustaría expresar el valor sentimental que este trabajo tiene para mí, porque a través de él reconozco al padre que admiro por su saber estar en cualquier situación, por su capacidad de trabajo y de lucha para salir de las situaciones adversas, por su talante tolerante y, sobre todo, por ser una persona buena en el sentido más amplio de la palabra. Siempre le han gustado las cosas bien hechas y, conforme va pasando el tiempo, se vuelve más exigente consigo mismo. Su capacidad de esfuerzo es muy grande, quiero destacar lo que dice de cuando estaba volcado en la creación de su artesanía, que estaba muy a gusto cuando vivían en la parte de arriba de la terraza porque solo perdía de trabajar el rato de comer. Así es mi padre, un trabajador incansable que no sé con lo que nos puede sorprender ahora.
Desde aquí le quiero dar las gracias por todo lo que ha hecho por nosotros.
Encarna Reinón,
hija de Ángel Reinón Sánchez y de Francisca Fernández García
Del libro "MEMORIAS DE ÁNGEL REINÓN SÁNCHEZ"
https://mosaicoencarnareinon.blogspot.com/p/memorias-de-angel-reinon-sanchez.html