jueves, 31 de enero de 2019

Mamá, ¿es que te crees que soy tonto/a? Algunos consejos domésticos




Mira, voy a aprovechar tu pregunta para darte unos cuantos consejos que pueden evitarte algún accidente doméstico.

Si alguna vez dejas mucho tiempo una sartén con aceite en el fuego y este se enciende, nunca la pongas debajo del grifo, ya que lo que tienes que hacer es buscar una tapadera y tapar la sartén.



Imagínate que se te cae aceite o comida sobre una superficie; si limpias con la bayeta de la cocina, al final la tendrás que tirar, pero si absorbes los líquidos con servilletas de papel o papel de cocina, pasas luego el estropajo con jabón y, para terminar, la bayeta, todo se quedará como si no hubiera tenido lugar el derramamiento tan molesto.



A veces se nos pega lo que guisamos en el fondo de la olla; si ponemos esta con agua y algún jabón en la lumbre y la dejamos hervir a fuego lento un buen rato, cuando la retiremos, rascamos su fondo con una cuchara de madera o alguna espátula de plástico y verás cómo con paciencia va saltando el molesto pegado.



Si pones algo a cocer con bastante agua y tapas el recipiente, ya sabes que el agua, cuando hierva, se va a salir y lo va a poner todo inundado. Ya sabes, absorbe el agua con papel y luego limpia.



¿Quién no ha vivido alguna situación similar a las que describo? Tengo que confesarte que en algún momento difícil he notado cómo mis piernas temblaban del susto que tenía, pero, si se reacciona con la cabeza fría, podremos evitar alguna desgracia.  



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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

martes, 29 de enero de 2019

Tortilla de patatas ligera. Cocina fácil




Esta es una receta rápida, fácil y con muchas menos calorías que la tradicional. El microondas, que muchas veces no sabemos cómo manejar, puede sernos muy útil para preparar recetas en menos tiempo.


Utensilios necesarios

-un bol para microondas y algo para taparlo, que puede ser un plato resistente

-una sartén antiadherente de 15 a 20 centímetros de fondo



Ingredientes (para 3 o 4 raciones medianas)

-dos patatas medianas cortadas a rodajitas muy finas

-una cebolla cortada a trocitos

-cuatro huevos

-aceite y sal



Modo de hacerla

En primer lugar, ponemos las patatas y la cebolla cortadas en el recipiente para el microondas. Las rociamos con dos cucharadas soperas de aceite y sal y les damos vueltas. A continuación, cada cinco minutos las sacamos, con mucho cuidado, y las vamos revolviendo. Esta operación puede durar entre 15 o 20 minutos, según el gusto personal.

Seguidamente, ponemos la sartén bien untada de aceite en el fuego y, mientras se calienta, batimos los huevos, les añadimos las patatas y envolvemos muy bien. Cuando está el aceite caliente, echamos la masa y dejamos que se marque bien con el fuego fuerte. Volcamos la tortilla sobre un plato que hemos puesto sobre la sartén, siempre encima del recipiente donde hemos batido los huevos por si se nos cae. Bajamos a fuego flojo y damos sucesivas vueltas a la tortilla hasta que, tras pinchar con un tenedor y presionar, comprobamos que está a nuestro gusto.

Para terminar, presentamos la tortilla sobre un plato y ¡buen provecho! ¡Ah! Y ya sabes que la cocina no entiende de sexos.



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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

sábado, 26 de enero de 2019

Palabras con encanto. Chambi, chino




Hay palabras que escuchas con tanta frecuencia que crees que todo el mundo las conoce y nos asombramos al ver que entre las nuevas generaciones ya no tienen hueco.

Chambi: voz muy conocida en el Levante español referida al helado. No está recogida en el DRAE, pero sí en El Diccionario del español actual de Manuel Seco con el significado de "helado entre dos barquillos rectangulares".

Mi padre ha llamado toda su vida "chambi" a lo que nosotros denominamos "corte" y me hacía mucha gracia escucharlo. Me ha sorprendido ver que no se refiere a ninguna marca de helado, sino al helado mismo y su forma.

Los americanos industrializaron el primer helado individual que era un "sándwich" entre dos galletas. Los primeros americanos que llegaron a España buscaban en los carritos de helado el sándwich que comían en su tierra. Un vendedor ideó un molde con muelle y un pequeño soporte o tirador con un mango, por donde se agarraba. Se ponía una galleta, se llenaba de helado y se ponía otra galleta para tapar el helado. Tal vez por deformación de "sándwich" se dijo con el tiempo "chambi" y al que vendía helado en los carritos "chambilero". (https://es-la.facebook.com/HeladeriaLosValencianos/posts/)

 

Chino: nos empeñamos en esta zona en llamar "chino" a lo que otros en otros lugares llaman "cochino", "cerdo", "marrano", "guarro", "gorrino", "cocho", "cuino", "verraco" o "puerco". La RAE no recoge esta voz con el significado que tiene en esta zona de España, pero en la definición de "cochino" dice que un "cochino chino" es el que carece de cerdas, es decir, un cerdo doméstico y no un jabalí.

El padre Ortín en su Vocabulario del Noroeste Murciano recoge que "chino" es un cerdo o un jabalí y es aféresis de cochino.

El DRAE refiere que "chino3" (voz quichua) en América significa persona de ojos rasgados. Pues, bien, tal vez nosotros nos fijamos en cómo tienen los chinos los ojos y, además, suprimimos una sílaba al principio de la palabra (aféresis).

A veces los porqués de los usos idiomáticos responden a cuestiones a las que no se les puede buscar la lógica, porque los hablantes somos así de caprichosos y usamos una palabra o dejamos de hacerlo simplemente por modernidad y esta es la que está acabando con muchas voces locales que a los jóvenes les parecen "recias".




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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

jueves, 24 de enero de 2019

Ecoconsejo sobre el aceite usado




Seguramente, cuando te haces un bocadillo de atún en aceite o preparas unos suculentos macarrones o cualquier otro alimento con atún, tiras el aceite por el fregador. A partir de ahora espero que te busques una botella de plástico vacía, un embudo y un colador, que coloques en el embudo, y vayas depositando en ella el aceite que ahora tiras alegremente. Luego, lo depositas en el contenedor naranja.

Te voy a dar un importante motivo y es que el aceite que tiramos llega al mar y forma una película sobre sus aguas que impide el paso de la luz y el intercambio de oxígeno entre el aire y el mar. Así, perjudicas el medio ambiente y la ecología marina.



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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

domingo, 20 de enero de 2019

Los microplásticos. Reflexión




Esta voz elegida como palabra del año por la Fundéu BBVA (Fundación del español Urgente creada en 2005 en Madrid y patrocinada por la agencia Efe y el BBVA para velar por el buen uso del español en los medios de comunicación que cuenta con el asesoramiento de la Rae) paradójicamente no está recogida en el DRAE.

La palabra "microplástico" designa los pequeños fragmentos de plástico, indetectables por su pequeño tamaño, que pasan al ser humano desde el medio ambiente. Están contenidos, entre otros, en la sal marina y en el agua. Forman parte de detergentes, cremas, productos de limpieza… o se desprenden de plásticos mayores en su descomposición. Parece ser que existen desde hace unos veinte años y en principio no presentaban una amenaza latente.

Me parece bien que se acuñe un nuevo término para concienciarnos de este grave problema, pero me pregunto cómo somos capaces los humanos de presentar avances sin contar con sus consecuencias a medio y largo plazo. Ahora todo lo queremos envasado porque se nos ha vendido la idea de que los productos así se manipulan menos; pagamos las bolsas de plástico porque vamos a lo cómodo, nos gusta lo desechable por modernidad…

No hace demasiados años nuestras madres tenían bolsas de malla que llevaban plegadas y que luego eran capaces de contener toda la compra; eso sí, las hortalizas y frutas se echaban directamente al fondo y las carnes y pescados, envueltos en papel de estraza, sobre ellas. Yo me pregunto si, después de conocer lo que se nos ha vendido como más higiénico, seríamos capaces de regresar, por nuestra salud, a lo de antes. Creo que de ninguna manera.

¿Darán solución a este problema en algún momento? ¿Por qué no retiran los vasos, platos, cucharillas… de plástico de la venta? ¿Por qué no se abaratan las bolsas de papel en los supermercados? Pero, claro, entraríamos en otra faceta del mismo problema y nos torpedearían en los medios de comunicación con la palabra "deforestación", que sí que está recogida en el DRAE y que no hace demasiado tiempo hizo correr ríos de tinta.     


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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

sábado, 12 de enero de 2019

La tilde diacrítica. Dislates lingüísticos



Por lo que se ve a diario escrito, puedo afirmar que la gente tiene poca idea de cómo colocar o no la tilde diacrítica que es la que nos ayuda a distinguir palabras de una sola sílaba que aparentemente son iguales.

En otra entrada de este blog hemos estudiado que los monosílabos en español no llevan tilde, pero hay una excepción a esta norma que pretende evitar ambigüedades entre palabras que se escriben de igual forma, pero una es tónica y la otra átona y tienen significado diferente; en estos casos los monosílabos tónicos son los que llevan tilde diacrítica (Ortografía de la lengua española, RAE 2010). A continuación, vamos a precisar estas palabras:

Tú (pronombre personal) / tu (adjetivo determinativo posesivo).

  sabes que tu hermano me escuchará.

 

Él (pronombre personal) / el (artículo).

Él jamás miró el reloj de pared antiguo.

 

Mí (pronombre personal) / mi (adjetivo determinativo posesivo).

A no me sonríe mi hermana.

 

Sí (pronombre personal; adverbio de afirmación) / si (conjunción; sustantivo referido a la nota musical).

Estaba orgullosa de misma cuando se escuchó decir , aunque, si lo hubiera pensado mejor, hubiera dado un si con su flauta.

 

Té (sustantivo) / te (pronombre).

¿El te gusta solo o con leche?

 

Dé (verbo dar) / de (preposición).

Dile que te un puñado de altramuces.

 

Sé (verbo ser y saber) / se (pronombre; indicador de impersonalidad y pasiva refleja).

discreto porque que tu profesor se pone muy nervioso con las travesuras, o por lo menos es lo que se comenta por ahí.

 

Más (cuantificador; conjunción con valor de suma o adición) / mas (conjunción adversativa equivalente a "pero").

Cada vez exige más dinero, mas se lo daremos solo después de ver sus notas.

"Ti" pronombre personal no lleva tilde porque no hay ningún monosílabo de igual forma del que deba distinguirse.

Bien, ahora podéis pensar que esto es un lío, pero, si te estudias solo las palabras que llevan tilde, podrás, por exclusión, no colocar la tilde a las otras.

Además, si tienes en cuenta que los adjetivos determinativos siempre acompañan al nombre, los que van solos o, mejor dicho, los que lo sustituyen, son los pronombres. ¡Ánimo!, nunca es tarde para ponerse al día.  




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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

sábado, 5 de enero de 2019

Lomo de cerdo adobado. Receta de la abuela




Esta antigua receta la aprendí de la abuela de mi marido, que hoy superaría los cien años, y servía para conservar carnes frescas de la matanza del cerdo que no se podían consumir en poco tiempo. Los frigoríficos y congeladores son electrodomésticos modernos y estas carnes se secaban y se consumían como fiambre a lo largo del año.

Utensilios necesarios

-una fuente alargada

-una rejilla que sirva para la fuente

-un mortero

Ingredientes

-lomo de cerdo sin trocear de unos dos palmos de largo

-pimentón dulce

-una cabeza de ajos

-aceite de oliva

-orégano

-opcional: cayena o pimienta negra

Modo de hacerlo

El lomo de cerdo debe ser redondito y no muy ancho y, si quieres que no lleve la parte grasa de debajo, se la puedes quitar.

En primer lugar, pones el lomo en sal unas 24 horas, enterrado completamente; lo debes dejar en el frigorífico. Una vez cumplido ese tiempo, le quitas la sal y lo lavas bajo el grifo. De nuevo, lo pones en el frigorífico otro día para que se seque bien.

A continuación, pica los ajos en el mortero y les añades bastante pimentón y aceite de oliva y, si quieres, el orégano y la cayena o pimienta. Después, untas muy bien el lomo con esta mezcla espesa. Una vez untado, lo pones sobre la fuente con la rejilla, porque va a gotear durante varios días. Ya no lo metas al frigorífico para que empiece a secar.

Para terminar, le atas un hilo fuerte y lo cuelgas, pero con la precaución de poner papel abundante en el suelo para que pueda terminar de gotear. Si no tienes un lugar adecuado para colgarlo, lo dejas sobre la rejilla y cada día le das la vuelta y así se secará uniformemente.

Si no puedes aguantar hasta que se seque, puedes empezarlo, pero estará tierno.





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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

jueves, 3 de enero de 2019

Los refranes tradicionales



Los refranes son dichos agudos y sentenciosos de uso común, una herencia transmitida oralmente que ha servido a generaciones anteriores a la nuestra para aprender sobre la vida, expresar sus emociones y sentimientos y hacer del idioma una herramienta de comunicación acuñado en expresiones que ya son como restos fósiles del español antiguo. Estos aforismos nos permiten analizar cómo era el manejo del idioma y la vida de quien se dedicaba casi única y exclusivamente a trabajar y no tuvo la suerte de pisar la escuela; la gente aprendía valores y moralidad con enseñanzas claras, pero también crueldades, porque no podemos olvidar los que arremeten contra ciertos vicios humanos.

Hoy se estudian o simplemente se leen como una pura anécdota y, curiosamente, los jóvenes, no acostumbrados a sus juegos lingüísticos, por sí solos son incapaces de descifrar sus mensajes. Las alusiones metafóricas a la naturaleza propiciaban el desarrollo intelectual de gentes no instruidas que aprendían a interpretar unos juegos idiomáticos, a veces nada sencillos, como algo natural. Los refranes, cuando vienen a cuento, son como una joya incrustada en el discurso, pero su uso frecuente puede empobrecerlo, ya le decía don Quijote a Sancho Panza, cansado de tanta sentencia, que reprimiera su abundancia de refranes: "También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles". "El refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia".

Los refranes abarcan todos los temas que afectan a las personas: el tiempo (En abril aguas mil), la mejor época para la siembra (A la primera agua de octubre siembra y cubre), los pensamientos (La ociosidad es la madre de todos los vicios. Adonde fueres haz lo que vieres), sentimientos y defectos de los hombres y de las mujeres… (Quien con lobos anda a aullar se enseña. Quien no tiene suegra ni cuñado es bien casado. Agua que no has de beber déjala correr). Asombra comprobar lo actuales que pueden resultar muchas de estas sentencias porque, aunque el tiempo pase y la gente vaya a la escuela y se deje absorber por ciertas modas que a veces anulan a la propia persona, en esencia somos lo que eran ellos, nuestros abuelos, luchadores capaces de buscar recursos para salir adelante por nosotros mismos.

Hay refranes para todo: en contra de la mujer y del hombre y a favor, en contra de la suegra y en su defensa, sobre las bondades de la amistad y sobre sus peligros… Cada refrán tiene su contrarrefrán, por lo tanto, el refranero, fuente inagotable de sabiduría popular, lo contiene todo, una cosa y su contraria: A quien madruga Dios le ayuda / No por mucho madrugar amanece más temprano. La suerte de la fea la linda la desea / Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Por supuesto que la mujer: esposa suegra, monja… es tratada como tradicionalmente se ha hecho y se sigue haciendo, por desgracia, en este país, pero tampoco los hombres salen muy bien parados. Tal vez, si volvemos la vista atrás a través de la literatura de transmisión oral, podremos tomar conciencia de los avances conseguidos en esta materia.   




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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura