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jueves, 31 de enero de 2019
Mamá, ¿es que te crees que soy tonto/a? Algunos consejos domésticos
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martes, 29 de enero de 2019
Tortilla de patatas ligera. Cocina fácil
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sábado, 26 de enero de 2019
Palabras con encanto. Chambi, chino
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jueves, 24 de enero de 2019
Ecoconsejo sobre el aceite usado
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domingo, 20 de enero de 2019
Los microplásticos. Reflexión
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sábado, 12 de enero de 2019
La tilde diacrítica. Dislates lingüísticos
Por lo que se ve a diario escrito, puedo afirmar que la gente tiene poca idea de cómo colocar o no la tilde diacrítica que es la que nos ayuda a distinguir palabras de una sola sílaba que aparentemente son iguales.
En otra entrada de este blog hemos estudiado que los monosílabos en español no llevan tilde, pero hay una excepción a esta norma que pretende evitar ambigüedades entre palabras que se escriben de igual forma, pero una es tónica y la otra átona y tienen significado diferente; en estos casos los monosílabos tónicos son los que llevan tilde diacrítica (Ortografía de la lengua española, RAE 2010). A continuación, vamos a precisar estas palabras:
Tú (pronombre personal) / tu (adjetivo determinativo posesivo).
Tú sabes que tu hermano me escuchará.
Él (pronombre personal) / el (artículo).
Él jamás miró el reloj de pared antiguo.
Mí (pronombre personal) / mi (adjetivo determinativo posesivo).
A mí no me sonríe mi hermana.
Sí (pronombre personal; adverbio de afirmación) / si (conjunción; sustantivo referido a la nota musical).
Estaba orgullosa de sí misma cuando se escuchó decir sí, aunque, si lo hubiera pensado mejor, hubiera dado un si con su flauta.
Té (sustantivo) / te (pronombre).
¿El té te gusta solo o con leche?
Dé (verbo dar) / de (preposición).
Dile que te dé un puñado de altramuces.
Sé (verbo ser y saber) / se (pronombre; indicador de impersonalidad y pasiva refleja).
Sé discreto porque sé que tu profesor se pone muy nervioso con las travesuras, o por lo menos es lo que se comenta por ahí.
Más (cuantificador; conjunción con valor de suma o adición) / mas (conjunción adversativa equivalente a "pero").
Cada vez exige más dinero, mas se lo daremos solo después de ver sus notas.
"Ti" pronombre personal no lleva tilde porque no hay ningún monosílabo de igual forma del que deba distinguirse.
Bien, ahora podéis pensar que esto es un lío, pero, si te estudias solo las palabras que llevan tilde, podrás, por exclusión, no colocar la tilde a las otras.
Además, si tienes en cuenta que los adjetivos determinativos siempre acompañan al nombre, los que van solos o, mejor dicho, los que lo sustituyen, son los pronombres. ¡Ánimo!, nunca es tarde para ponerse al día.
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sábado, 5 de enero de 2019
Lomo de cerdo adobado. Receta de la abuela
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jueves, 3 de enero de 2019
Los refranes tradicionales
Los refranes son dichos agudos y sentenciosos de uso común, una herencia transmitida oralmente que ha servido a generaciones anteriores a la nuestra para aprender sobre la vida, expresar sus emociones y sentimientos y hacer del idioma una herramienta de comunicación acuñado en expresiones que ya son como restos fósiles del español antiguo. Estos aforismos nos permiten analizar cómo era el manejo del idioma y la vida de quien se dedicaba casi única y exclusivamente a trabajar y no tuvo la suerte de pisar la escuela; la gente aprendía valores y moralidad con enseñanzas claras, pero también crueldades, porque no podemos olvidar los que arremeten contra ciertos vicios humanos.
Hoy se estudian o simplemente se leen como una pura anécdota y, curiosamente, los jóvenes, no acostumbrados a sus juegos lingüísticos, por sí solos son incapaces de descifrar sus mensajes. Las alusiones metafóricas a la naturaleza propiciaban el desarrollo intelectual de gentes no instruidas que aprendían a interpretar unos juegos idiomáticos, a veces nada sencillos, como algo natural. Los refranes, cuando vienen a cuento, son como una joya incrustada en el discurso, pero su uso frecuente puede empobrecerlo, ya le decía don Quijote a Sancho Panza, cansado de tanta sentencia, que reprimiera su abundancia de refranes: "También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles". "El refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia".
Los refranes abarcan todos los temas que afectan a las personas: el tiempo (En abril aguas mil), la mejor época para la siembra (A la primera agua de octubre siembra y cubre), los pensamientos (La ociosidad es la madre de todos los vicios. Adonde fueres haz lo que vieres), sentimientos y defectos de los hombres y de las mujeres… (Quien con lobos anda a aullar se enseña. Quien no tiene suegra ni cuñado es bien casado. Agua que no has de beber déjala correr). Asombra comprobar lo actuales que pueden resultar muchas de estas sentencias porque, aunque el tiempo pase y la gente vaya a la escuela y se deje absorber por ciertas modas que a veces anulan a la propia persona, en esencia somos lo que eran ellos, nuestros abuelos, luchadores capaces de buscar recursos para salir adelante por nosotros mismos.
Hay refranes para todo: en contra de la mujer y del hombre y a favor, en contra de la suegra y en su defensa, sobre las bondades de la amistad y sobre sus peligros… Cada refrán tiene su contrarrefrán, por lo tanto, el refranero, fuente inagotable de sabiduría popular, lo contiene todo, una cosa y su contraria: A quien madruga Dios le ayuda / No por mucho madrugar amanece más temprano. La suerte de la fea la linda la desea / Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Por supuesto que la mujer: esposa suegra, monja… es tratada como tradicionalmente se ha hecho y se sigue haciendo, por desgracia, en este país, pero tampoco los hombres salen muy bien parados. Tal vez, si volvemos la vista atrás a través de la literatura de transmisión oral, podremos tomar conciencia de los avances conseguidos en esta materia.
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