viernes, 29 de junio de 2018

Momentos íntimos. Como el cristal



 


La infancia es como el cristal de un pincel de acuarela y su fragilidad choca con la dureza del mundo. La ingenuidad es del color de la infancia y dura lo que un relámpago en una noche oscura.

Se es niño mientras se es ingenuo y se cree en los reyes Magos que llegan de Oriente y dejan acuarelas con pincel de cristal en las ventanas, pero a veces los sueños se rompen.



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

Momentos íntimos. Instante






La sangre del crepúsculo

me atrae.

La herida de la tarde

clama como perro sin entrañas.

Obsesión incruenta,

engaño visual.

Ya no existe,

se ha esfumado como la vida.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

miércoles, 27 de junio de 2018

Adivinanzas tradicionales


La tradición oral ha sido a lo largo de los siglos una fuente de entretenimiento y de aprendizaje para el pueblo llano, que no tuvo la suerte de ir a la escuela.

Tradicional es todo aquello que vive con el pueblo y que este hace suyo y, precisamente, es en sus variantes donde se manifiesta su vitalidad. A pesar de que corren malos tiempos para este tipo de manifestaciones, algunas tienen cabida todavía hoy en los libros de texto pero como algo anecdótico.

Las adivinanzas enseñaban a pensar y, una vez que se conocía la estrategia de respuesta, a poner en funcionamiento la imaginación. Eran fuente de entretenimiento y, como todos los materiales tradicionales, presentaban diferente temática según la edad y, por qué no, según el sexo del emisor y del receptor. Cuando se trataba de reuniones de adultos, se jugaba frecuentemente con la malicia de quien escuchaba que se dejaba llevar por la sugerencia del planteamiento y, cuando se daba la solución real, se quedaba desarmado y avergonzado de su razonamiento porque en la mayoría de los casos se jugaba con el erotismo y la sensualidad que se despertaba en los que escuchaban.

Voy a poner dos ejemplos:

En las manos de una dama/ casi siempre estoy metido/ unas veces estirado/ y otras veces encogido.

 

Una cuarta y poco más/ tengo para mi recreo/ todos se mueren de gusto/ cada vez que lo meneo.

 

Si empezamos a pensar en la posible solución de la primera, nos fijamos en palabras como: "manos", "metido", "estirado", "encogido", y las asociamos con el juego erótico.

En la segunda adivinanza ocurre lo mismo con las palabras: "una cuarta", "recreo", "gusto", "meneo".

La primera adivinanza es más sutil, la segunda más directa y podríamos decir que hasta grosera. Pero, cuando el emisor da la respuesta, nos desarma y hasta nos avergonzamos de nuestros pensamientos "impuros" porque se trata en los dos casos del abanico.    



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

martes, 26 de junio de 2018

Cocina. Torta de pimentón y torta de boquerones

La masa para estas dos recetas es la misma.
Utensilios necesarios
-papel de cocina
-rodillo
-recipiente para el horno
-un bol
Ingredientes
-harina integral o blanca
-vino blanco
-aceite de oliva
-pimentón dulce murciano
-sal gruesa
-una pizca  de levadura de repostería
Modo de hacerla
En primer lugar, echamos un dedo de aceite, medido en un vaso del agua, dos dedos de vino blanco, un puñadito de sal y una cucharada de pimentón, de las del café, en un bol.
En segundo lugar, mezclamos muy bien y vamos añadiendo harina poco a poco y removiendo, hasta que podamos, con un tenedor. Cuando la masa empieza a endurecerse, añadimos la levadura y seguimos añadiendo harina y amasando con las manos hasta que no se nos pegue la masa.
A continuación, ponemos la masa sobre el papel de horno y la extendemos con el rodillo hasta que quede fina como una oblea, no importa si la forma sale fea.
Por último, echamos pimentón con la mano o con un colador y encima un chorreón de aceite y untamos el pimentón con el aceite sobre la torta. Terminamos espolvoreando sal gruesa, sin pasarse.
Tras haber calentado el horno a 200 grados, ponemos la torta con el papel en un recipiente para el horno que no sea grueso, lo ideal es que sea de hojalata, o directamente en la rejilla. Tarda unos veinte minutos, pero a partir de quince tenemos que estar pendientes para que no se queme.
En un recipiente hermético aguanta bastante tiempo.
Torta de boquerones
Además de los ingredientes señalados, necesitamos, para dos dedos de aceite y cuatro de vino, 250 gramos de boquerones, sin cabeza ni raspa y previamente congelados, perejil y ajos duros pelados.
Como hacemos el doble de masa, en primer lugar, la partimos por la mitad y extendemos en dos papeles de horno, se pueden dejar finas como la otra o darle un poco más de grosor, siempre hay que adaptar las recetas al gusto personal.
En segundo lugar, tomamos una mitad como base y vamos colocando un boquerón junto a otro, boca arriba, hasta cubrirla. Los boquerones también pueden ser en vinagre.
A continuación, espolvoreamos con sal, no mucha, y colocamos ajos laminados, al gusto, y perejil cortadito. Liamos la otra masa extendida en el rodillo y la dejamos caer sobre la base. Si queremos, se puede colocar con las manos.
Para terminar, encima ponemos pimentón, aceite y sal gruesa, como queda indicado en la otra torta, y la horneamos a 200 grados de treinta y cinco minutos a una hora, según el grosor de la masa. Se puede congelar una vez cocida.   

--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura






lunes, 11 de junio de 2018

Dislates lingüísticos. Habemos pocos / Hubieron fiestas

En nuestra zona es frecuente el mal uso del verbo haber en expresiones como: Habemos pocos o Hubieron fiestas.

La verdad es que de mucho escuchar una incorrección al final tu oído la tolera, pero he observado más de una sonrisa socarrona de foráneos que no dan crédito a lo que oyen. Estos hábitos lingüísticos incorrectos son comunes en buena parte del territorio mediterráneo español y en el español de América, es decir, son señas de identidad con las que ubicamos geográficamente a quienes los practican.

Vamos a ver si nos aclaramos un poco con estas cuestiones y nos vamos fijando en cómo hablamos porque nunca se sabe quién te puede estar escuchando.

El verbo haber tiene dos usos: auxiliar (para formar los tiempos compuestos de la conjugación: yo he comido…) e impersonal (solo se conjuga la tercera persona del singular de cada tiempo: hay, había, habrá, hubo…). Un verbo impersonal nunca tiene sujeto y nunca se puede poner en plural.

Habemos es una forma arcaica, es decir, antigua y en desuso. La primera persona del plural del presente de indicativo del verbo haber es hemos. En construcciones como: Habemos pocos, estamos utilizando el verbo haber por ser o estar, es decir, lo correcto sería: Somos o estamos pocos.

Hubieron fiestas, es una construcción impersonal y no tiene sujeto ni el verbo puede ir en plural. Las palabras que lo acompañan en plural son su complemento directo y se pueden sustituir por los, las: Hubo fiestas (las hubo). El problema se genera cuando confundimos el complemento directo con el sujeto. ¿Que la sintaxis no es tu fuerte?, no importa, prueba a sustituir lo que venga detrás del verbo por los o las: Hubo truenos (los hubo); Hubo ausencias notables (las hubo).

En la misma situación están: Habían niños o Habrán bombones, cuyo uso correcto sería: Había niños (los había) o Habrá bombones (los habrá).

Seguramente habréis esbozado una sonrisa socarrona porque, claro, cuando uno está hablando… Bien, nunca es tarde para corregir los usos del idioma que son el termómetro que marca nuestros conocimientos de una lengua, la española, de la que somos nativos.

 



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

Remedios de la abuela. Gaseosa natural

Cuando se tiene una digestión pesada o los gases se acumulan y no quieren salir, este remedio es infalible.

Ingredientes

-el jugo de medio limón

-una cucharadita de azúcar

-una cucharadita de bicarbonato

-medio vaso de agua

Preparación

Ponemos el bicarbonato en el agua y disolvemos bien; seguidamente, echamos el azúcar y repetimos la operación; por último, añadimos el limón y volvemos a remover. Como sube espuma con la mezcla, esperamos a que disminuya y tomamos.



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

miércoles, 6 de junio de 2018

Cocina. Mermeladas sin azúcar (II)

Tiempo de elaboración
Más o menos se tarda una hora sin baño maría.
Utensilios necesarios
- un recipiente apto para el fuego: cacerola, olla, sartén honda…
- una tapadera para el recipiente
- una cuchara de madera
- un túrmix o batidora eléctrica
-2 o 3 tarros de cristal por kilo de fruta
- un cacillo de cocina para rellenar los tarros
Ingredientes
- 1 kilo de albaricoques/ciruelas/naranjas…
- 7 gramos de estevia/con las ciruelas ácidas hay que poner 40 gramos.
- 5 gramos de gelatina neutra en polvo (medio sobre de 10 gramos)/las ciruelas necesitan de 7 a 8 gramos/las naranjas de 3 a 4 gramos.
Modo de hacerla
En primer lugar, lavamos, quitamos el hueso, troceamos la fruta, la pesamos y la ponemos en el recipiente elegido al fuego con un dedo de agua. Tapamos el recipiente y, cuando hierva su contenido, lo ponemos a fuego lento. Hay que remover de vez en cuando para que no se pegue. Cuando veamos que la fruta ha soltado agua y se ha ablandado, añadimos la estevia y damos unas vueltas para integrarla.
En segundo lugar, y sin retirar del fuego, trituramos con la batidora varias veces hasta obtener la textura deseada. Si la fruta es ácida, le añadimos una cucharadita de bicarbonato, más o menos, por kilo de fruta y esperamos hasta que desaparezca la espuma que genera el ácido en contacto con el bicarbonato.
 Y para terminar, disolvemos la gelatina en medio vaso de agua o más, si hacemos varios kilos de fruta juntos, y la añadimos a la mermelada. Apagamos, damos vueltas, esperamos un poco y, con mucho cuidado y con un cacillo de cocina, vamos rellenando los tarros a los que les colocamos la tapadera encima, pero sin cerrar, para que no se oxiden. Si se pusiera negra la mermelada, no pasa nada. Cuando se haya enfriado, cerramos los tarros y congelamos o les damos el baño maría.   


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

martes, 5 de junio de 2018

Cocina. Mermeladas sin azúcar (I)

Con el buen tiempo llegan las frutas de temporada, óptimas para degustar en ricas y sanas mermeladas. La receta que os propongo es personal y os invito a que la modifiquéis a vuestro gusto. El azúcar, que endulza y espesa la pulpa de la fruta, lo sustituyo por estevia y gelatina en polvo neutra.
La estevia es un producto de origen natural, pero procesado, por lo que muchos científicos consideran que no aporta nada distinto a cualquier edulcorante. Si pensáis utilizar otro edulcorante, debéis de tener en cuenta que las cantidades que os voy a dar de estevia pueden ser escasas porque esta endulza con mucha intensidad. El dulzor depende del gusto personal y siempre se puede probar la mermelada antes de sacarla del fuego y rectificar.
La gelatina es de origen animal, se obtiene a partir de los huesos, piel y cartílago de los animales. La cantidad de gelatina también depende de cada cual, pero, después de muchas pruebas, creo que la proporción que aconsejo es más o menos la correcta.
Cualquier fruta sirve para hacer mermelada si tenemos en cuenta los siguientes consejos: Lavarla bien, quitar el hueso o la piel (en el caso de la naranja se quita la capa que cubre la pulpa muy bien) y, si la piel es fina, no pelar la fruta. Se puede hacer mezcla de diversas frutas.
Si nos parece demasiado ácida la mermelada, a cada kilo de fruta se le puede añadir una cucharadita de bicarbonato, pero tenemos que dejarla en el fuego para que la espuma que se forma se vaya disolviendo. La ciruela verdosa ácida necesita quitarle la acidez y la naranja también.  
Hay quien pone a la fruta unas gotitas de limón para evitar su oxidación, pero a mí me sabe muy ácida la mermelada y, si pones la tapadera sin cerrar sobre el tarro mientras se enfría, evitarás que le dé el aire.
Yo conservo la mermelada en el congelador y me dura un año o más, pero me imagino que se le puede dar el baño maría como al tomate de pera que se echa en conserva.
De cada kilo de fruta se obtienen unos dos tarros de 400 gramos de mermelada.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

domingo, 3 de junio de 2018

Los regalos de la naturaleza

Vivimos en un mundo tan consumista, tan dependiente de adquirirlo todo a cambio de dinero que somos incapaces de mirar a nuestro alrededor y recoger los bienes que la naturaleza nos ofrece. Cualquier planta con propiedades beneficiosas para la salud se puede cultivar en una maceta en el balcón de nuestra casa. Pero sus aplicaciones son válidas para personas sanas, ante cualquier enfermedad hay que consultar al médico. La menstruación también es un impedimento para ciertos usos de las plantas.
Manzanilla (Del diminutivo de manzana): planta de la familia de las margaritas muy aromática. Sus beneficios son múltiples en infusión y como cataplasma.
Infusión: es calmante para dolores abdominales; reduce la inflamación de la garganta; disminuye los calambres; tranquiliza e induce al sueño.
Como lavado: se emplea contra la conjuntivitis o cualquier otra infección en la vista.
Como enjuague: reduce las infecciones e inflamaciones de la boca, como la gingivitis.
Aloe vera (Del lat. alŏe, y este del gr. ἀλόη alóē): planta de color verde que contiene en su interior un gel transparente que se usa para quemaduras, heridas en la piel y estreñimiento. Para utilizar la planta fresca, hay que pelarla y conservarla en el frigorífico.
Quemaduras y heridas: se aplica directamente en la herida o quemadura ya que calma el dolor, reduce la posibilidad de infección y ayuda a cicatrizar. En el caso de la quemadura hay que procurar cambiar la aplicación con frecuencia para evitar que se forme ampolla.
Estreñimiento: se licúa la planta pelada con zumo de limón o de naranja, pero poca cantidad, y se toma en ayunas (un par de cucharadas soperas). Esta mezcla dura varios días en el frigorífico. El aloe reduce los gases, ayuda a la digestión y es bueno contra el estreñimiento. Si tu estómago no tolera dicha mezcla, en las herboristerías y parafarmacias se puede adquirir en comprimidos.
Hay que tener en cuenta que más de un gramo y medio de aloe al día puede perjudicar.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura