lunes, 11 de junio de 2018

Dislates lingüísticos. Habemos pocos / Hubieron fiestas

En nuestra zona es frecuente el mal uso del verbo haber en expresiones como: Habemos pocos o Hubieron fiestas.

La verdad es que de mucho escuchar una incorrección al final tu oído la tolera, pero he observado más de una sonrisa socarrona de foráneos que no dan crédito a lo que oyen. Estos hábitos lingüísticos incorrectos son comunes en buena parte del territorio mediterráneo español y en el español de América, es decir, son señas de identidad con las que ubicamos geográficamente a quienes los practican.

Vamos a ver si nos aclaramos un poco con estas cuestiones y nos vamos fijando en cómo hablamos porque nunca se sabe quién te puede estar escuchando.

El verbo haber tiene dos usos: auxiliar (para formar los tiempos compuestos de la conjugación: yo he comido…) e impersonal (solo se conjuga la tercera persona del singular de cada tiempo: hay, había, habrá, hubo…). Un verbo impersonal nunca tiene sujeto y nunca se puede poner en plural.

Habemos es una forma arcaica, es decir, antigua y en desuso. La primera persona del plural del presente de indicativo del verbo haber es hemos. En construcciones como: Habemos pocos, estamos utilizando el verbo haber por ser o estar, es decir, lo correcto sería: Somos o estamos pocos.

Hubieron fiestas, es una construcción impersonal y no tiene sujeto ni el verbo puede ir en plural. Las palabras que lo acompañan en plural son su complemento directo y se pueden sustituir por los, las: Hubo fiestas (las hubo). El problema se genera cuando confundimos el complemento directo con el sujeto. ¿Que la sintaxis no es tu fuerte?, no importa, prueba a sustituir lo que venga detrás del verbo por los o las: Hubo truenos (los hubo); Hubo ausencias notables (las hubo).

En la misma situación están: Habían niños o Habrán bombones, cuyo uso correcto sería: Había niños (los había) o Habrá bombones (los habrá).

Seguramente habréis esbozado una sonrisa socarrona porque, claro, cuando uno está hablando… Bien, nunca es tarde para corregir los usos del idioma que son el termómetro que marca nuestros conocimientos de una lengua, la española, de la que somos nativos.

 



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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura