viernes, 31 de agosto de 2018

Gajo, solaje. Palabras con encanto




Después de mucho bucear en el diccionario de la lengua de la RAE, primero en papel y ahora en su soporte electrónico, no deja de sorprenderme el hecho de no encontrar palabras que para mí son de uso habitual. Por supuesto que cada lugar, cada pueblo por pequeño que sea, tiene términos particulares que se conocen como localismos y que la RAE define en la cuarta acepción de esta voz como vocablo o locución que solo tiene uso en un área restringida.

Vamos a abordar dos palabras creo que muy conocidas o que, por lo menos, yo manejo muchas veces.

Gajo: Del lat. vulg. *galleus 'semejante a una agalla de roble o de encina'. Esta palabra sí está recogida en el DRAE, pero no con las acepciones con las que la empleamos en esta zona; tampoco hace alusión a las mismas el padre Ortín en su Vocabulario del Noroeste Murciano.

Nosotros llamamos "gajo" al cuerpo del caracol, es decir, a su parte comestible. También se llama así a la avellana o a la almendra, por ejemplo, la gente dice o decía: "Voy a comprar gajo para el alfajor".

 

Solaje: No recogida en el DRAE y sí en el Vocabulario del Noroeste Murciano del padre Ortín como poso, heces de líquidos, sobre todo, del vino y del aceite, acepción con la que nosotros empleamos también este sustantivo.

Esta palabra procede de "suelo" (del latín solum) que significa asiento o poso que deja en el fondo una materia líquida (DRAE) más el sufijo "–aje" (del fr. -age y del occit. y cat. -atge, y estos del lat. -atĭcus) que en la tercera acepción recoge que a veces indica conjunto (DRAE).



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

miércoles, 29 de agosto de 2018

El ajo. Remedios de la abuela




Ajo: Del lat. Alium. Nombre masculino. Planta de la familia de las liliáceas, de 30 a 40 cm de altura, con hojas ensiformes muy estrechas y bohordo con flores pequeñas y blancas. El bulbo es también blanco, redondo y de olor fuerte y se usa mucho como condimento (RAE. Primera acepción de ajo[1]).

 

Esta planta es un regalo de la naturaleza y tiene importantes propiedades que están confirmadas por la ciencia. Para que estas propiedades se mantengan, se debe consumir crudo.

Es un alimento que eleva las defensas del organismo y colabora con este en su lucha por mantener a raya los numerosos virus que esperan que baje la guardia.

El ajo posee un alto valor nutritivo, pero pocas calorías; es rico en vitamina C, B6 y manganeso y, además, contiene antioxidantes que protegen contra el daño celular y el envejecimiento.

Como preventivo podemos tomar una cucharada diaria en ayunas que se puede disolver en agua o naranja para favorecer su digestión; también lo podemos preparar en jugo de tomate con limón.

La verdad es que quien toma este alimento va "cantando" por donde pasa porque su olor trasciende y, además, el aliento no es muy agradable. Para neutralizar la halitosis, se puede masticar perejil, menta fresca o apio o tomar una infusión de tomillo, eucalipto, romero o manzanilla. Yo creo que lo mejor es que tu pareja o grupo de amistades tome también ajo porque, ya se sabe, mal de muchos…

Os voy a comentar un remedio, que he encontrado por casualidad para conservar ajos que me regala un amigo, para la digestión y el olor de este bulbo y, si os sirve, pues estupendo. Yo congelo los ajos sin pelar en un tarro hermético, pero sí separados los dientes, los dejo una temporada y, cuando los necesito, los voy sacando, me espero un poco, los pelo y utilizo. Os garantizo que no se repite ni sienta mal. No os puedo decir si el ajo así pierde propiedades, pero los alimentos congelados contienen la misma cantidad de vitaminas, minerales y fibra que recién cogidos.



[1]El diccionario señala varias palabras y sufijos que aparentemente presentan semejanza de forma, pero el significado es diferente en cada caso: ajar, ajo1, ajo2, ajo3,-ajo, aja. El significado aquí expuesto es el referido a la primera acepción de ajo1.



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

domingo, 26 de agosto de 2018

Mamá, ¿es que te crees que soy tonto/a? La higiene de la casa




Mira, me parece bien que te quieras independizar, pero me tienes que escuchar con atención porque ser independiente tiene sus responsabilidades.

Para empezar, aunque no compartas piso, tu casa es el reflejo de tu estado emocional. Si evitas ensuciar y enredar, te sentirás mejor y la limpieza de ciertas partes aguantará más.

Las zonas húmedas de las viviendas requieren atención especial porque la humedad favorece la aparición de ciertos bichitos que hay que mantener a raya por la salud.

Vamos a empezar por la cocina. En este espacio está el fregador con el estropajo y la bayeta; si untamos la encimera con alimentos, lo mejor es que pasemos el estropajo sin jabón, lo enjuaguemos y lo volvamos a pasar con jabón para, a continuación, terminar limpiando con la bayeta. Si lo que hemos derramado es aceite, leche o zumo, lo mejor es pasar un papel primero.

Tanto la bayeta como el estropajo, recogedores de suciedades, hay que lavarlos con jabón, preferentemente pastilla de lavar ropa, enjuagar bien y poner en agua con lejía un par de horas. Sí, ya sé que en las instrucciones de uso pone que no se emplee lejía con la bayeta, pero, como no son muy caras, cuando se estropee, pones otra.

Seguimos por el aseo en el que tenemos que emplear lejía con frecuencia en el váter y, por qué no, en el lavabo.

Tanto en la cocina como en el aseo hay espacios para los que es muy adecuado el cepillo de dientes que desechamos y que podemos reciclar: debajo de los grifos, juntas de los saneamientos con los azulejos, parte alta del interior de la tubería, tapón del desagüe... La lejía con detergente es estupenda para esto.

Vamos a terminar con la lavadora que secaremos después de cada uso para evitar olor a húmedo y moho. Primero sacamos el cajón del detergente, lo enjuagamos y ponemos bocabajo para que escurra; en segundo lugar, secamos el hueco del cajón y, para terminar, secamos la goma de la puerta y la puerta.

Para terminar, te aconsejo que de vez en cuando limpies los electrodomésticos de suciedades y, como ahora hay de todo, podrás encontrar productos específicos para cada cosa. ¡Ah!, y ya sabéis, la casa no entiende de sexos.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

jueves, 23 de agosto de 2018

Momentos íntimos. La privacidad




La sociedad actual, invadida por las nuevas formas de vida tecnológicas, camina apresuradamente no se sabe dónde porque ha perdido una serie de valores siempre apreciados en la comunidad: el respeto al otro, la discreción y el respeto a sí mismo, por no entrar en otros aspectos de la cuestión.

Últimamente veo con bastante desagrado y preocupación cómo la gente ha perdido el sentido de lo que es público y de lo que se puede considerar privado. Yo entiendo que el ámbito privado se tiene que proteger de cualquier intromisión porque es de cada uno, pero, si la gente hoy comparte a través del móvil fotos de su vida entera sin reparar en lo que no se debe mostrar indiscriminadamente a todo el mundo, nunca podrá pedir explicaciones de los comentarios suscitados.

Hoy, si mando una imagen a un amigo, como ese a su vez tiene más amigos y la gente está acostumbrada a compartir todo lo que le llega sin reparar en nada, esa imagen se convierte en pública, aunque sea saliendo de mi hidromasaje como Dios me trajo al mundo.

He visto fotos que me han enseñado y que me han hecho reflexionar mucho sobre estas "modernidades". Me cuestiono si un padre puede compartir y hacer públicas las fotos de sus hijos menores de edad porque de todos es conocido el mercadeo que de muchas imágenes hacen en las redes sociales gentes sin escrúpulos con fines inmorales y lucrativos.

Me asusta esta actitud de una sociedad que se ha convertido conscientemente en exhibicionista de su vida privada y que no disfruta el momento que vive porque está pendiente de darlo a conocer en el instante mismo de estar sucediendo. Se está perdiendo la curiosidad por saber en un mundo en el que impera la inmediatez y en el que todo nos lo dan hecho; ya no se sabe esperar porque esta nueva forma de vivir nos está haciendo impacientes.

No estoy contra el progreso, pero sí contra quienes, sin pararse a pensar, actúan arrastrados por la vorágine de la inconsciencia humana.  



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

jueves, 16 de agosto de 2018

Ensalada fría de arroz. Cocina




Este es un plato fácil y rápido de preparar. En el tiempo que tarda el arroz en cocerse, podemos preparar los ingredientes. Se toma frío.

Ingredientes

-un vaso de 250 cl de arroz para ensalada o del que tengas a mano

-una docena de tomates cherry cortados por la mitad

-un pepino a daditos

-una lata de maíz

-aceitunas rellenas cortadas por la mitad

-dos o tres cogollos de lechuga cortados finitos en redondo

-alcaparras al gusto

-pepinillos al gusto

-zanahoria en cuadritos

-bonito en aceite, si puede ser de tarro de cristal, separado en hojas

-frutos secos al gusto

Aliño

-sal

-aceite

-soja, si se quiere

-vinagre

Es importante que, una vez frío el arroz, se junte con el resto de ingredientes y se ponga un par de horas en el frigorífico, pero el aliño hay que ponerlo a punto de comer.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

lunes, 13 de agosto de 2018

Mamá, ¿es que te crees que soy tonto/a? La pareja ideal




Mira, ya sé que lo has oído muchas veces, pero, como me gusta que tengas las ideas claras, te lo voy a repetir.

Dicen que el amor es ciego porque la pasión no deja ver los defectos y males del ser amado. Cupido o Eros, al que se representaba como un niño alado con los ojos tapados y armado de arco, flechas y aljaba, es el dios del amor. Hay quien cree que las alas aluden a la brevedad del enamoramiento y la venda en los ojos a lo caprichoso, en muchos casos, de la elección de la pareja, por lo tanto, la cosa viene de lejos.

Cuando alguien se enamora, tiende a no apreciar defectos en la persona amada; se perciben las cosas a través de un filtro idealizador de la realidad del otro. Esto no significa que nos vayamos a los extremos porque todos tenemos algún defectillo evitable, pero sí que tenemos que intentar valorar aspectos que después nos pueden complicar la vida.

En una relación de pareja cada uno debe de tener su libertad individual, siempre desde el respeto a la otra persona. No me vale que me digas que, si fulanito o fulanita te mira el móvil, es porque te quiere; que no te deja llevar ciertas prendas de ropa porque son llamativas y se pone celoso o celosa porque te miran; en el caso de las chicas, que no le gusta que vayas pintada porque llamas mucho la atención y despiertas las envidias…

Yo tengo que tener la libertad de escribir y recibir mensajes de quien sea, siempre desde el respeto a la persona que está conmigo; de ponerme la ropa que elija; de pintarme como me guste… Yo tengo que ser yo y no la imagen que la otra persona quiere forjar de mí, como hiciera el rey y escultor clásico Pigmalión con la imagen de mujer que esculpió a su gusto y que cobró vida como regalo de la diosa Afrodita. No me puedo dejar anular por la persona que me quiere cercar en un asedio que ataca mi autoestima.

Mira, para subir una escalera, hay que empezar por el primer peldaño y, si desde el principio consientes tu pérdida de identidad, la cosa puede acabar mal, a veces muy mal.

Es necesario objetivar la relación y para eso lo mejor es coger un papel y un lápiz, como toda la vida, poner dos columnas paralelas y titular una lo que tiene bueno y otra lo que tiene malo tu pareja. Al final podrás sacar conclusiones y, por mucho que te duela, si ves que no te conviene, pues ya sabes…    


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

Receta del alfajor de Caravaca




Os voy a dar la receta del alfajor tal y como lo elabora mi familia, Las Brevas, por si se os ocurre hacer y colaborar para que no se pierda la tradición.

Receta del alfajor

-6 kilos de miel (si es posible recién cortada)

-2 kilos y tres cuartos de pan molido

-1 kilo de avellana

-3 kilos de almendra (la avellana y la almendra se tuestan y se pelan y se pican en un mortero dejando trozos grandes)

-9 docenas de obleas

-Canela al gusto

-Raspadura de limón al gusto

-2 / 3 gotas de esencia de bergamota

-Un chorro de anís matarratas

Cómo hacer la mezcla

En primer lugar, se pone la miel a calentar y se deja subir tres veces (retirándola y volviéndola al fuego).

Después, se saca del fuego y se añade el pan, la canela, la raspadura de limón, la esencia de bergamota, la avellana y la almendra y se le da vueltas a esta mezcla.

A continuación, se va colocando sobre una oblea una cucharada sopera colmada de alfajor que se extiende con los dedos untados en el matarratas. Luego, se coloca la otra oblea y se presiona suavemente con la mano.

 Y, por último, se van dejando esparcidas las obleas de alfajor hasta que se sequen y, para apilarlas, se pone entre ellas papel o un trozo de oblea, si sobran.

En un lugar fresco y seco el alfajor se mantiene en perfectas condiciones durante varios meses.

Obviamente, si quieres hacer para probar menos cantidad, busca la proporción de los ingredientes de la receta que te he facilitado y ¡buen provecho! ¡Ah!, y presume con los amigos. Por supuesto que la cocina no entiende de sexos.   






--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

domingo, 12 de agosto de 2018

El alfajor de Caravaca



El alfajor (Del árabe hispánico fašúr 'néctar' , este del persa afšor 'jugo', y este del pelvi o persa medio afšurdan 'exprimir') es un dulce típico de la Navidad que se elabora con miel, avellana, almendras, pan, ralladura de limón y de naranja, canela en polvo, anís seco matarratas (aguardiente de ínfima calidad muy fuerte) y esencia de bergamota (pera muy jugosa y aromática). La pasta que se hace con los anteriores ingredientes se extiende entre dos obleas finas de harina de trigo.

La receta del alfajor presenta variaciones en función de la gente que la elabora. Hay quien añade, a la básica, piñones o nueces; hay quien escalda la almendra y luego la tuesta, quien la tuesta y después la pela y quien la pone cruda. Mucha gente muele los frutos secos y otra mucha los pica y los deja en trozos grandes. La miel de romero es exquisita, pero hay quien la prefiere de otras flores. A mí me encanta ir probando el alfajor donde te lo ofrecen, o te lo ofrecían, porque ya se está perdiendo la costumbre de convidar con un plato de dulces navideños a quien va a tu casa, de visita o no, esos días.

Como curiosidad os cuento que antes se hacían rosquetes para luego sacar de ellos el pan del alfajor. Recuerdo que tenían forma de "u" alargada y que, después de cocidos en el horno, eran duros, de manera que, literalmente, no se les podía hincar el diente; luego, se molían en las máquinas de triturar carne que había en las casas de las matanzas de los cerdos o se picaban en un mortero. Hoy se compra el pan ya molido en las tiendas y panaderías, pero aquel, que no era tan fino como el moderno, sabía de manera especial, y no es añoranza.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

Las obleas del alfajor



Como es muy curioso y desconocido el proceso de fabricación de las obleas, os lo voy a contar.

Lo primero que se hacía era preparar la masa que llevaba harina de trigo, agua y un chorrito de aceite; La textura tenía que ser algo más clara que la de un yogur cuando le damos vueltas.

Luego, se sentaban en una silla baja junto a un fornel y ponían el molde a calentar. Este artilugio era una especie de estufa sin tapadera que primero fue de serrín o leña, y que había que recargar cada dos o tres horas, y más tarde de butano con tres difusores que abreviaban el proceso. Según cuenta mi familia, dicho fornel de butano fue ideado por mi padre, Ángel Reinón, que lo dio a conocer a quienes se dedicaban a esta industria para mejorar las condiciones de trabajo.

El molde, enteramente de hierro con placas grabadas y nudo de alicate con una argolla al final del mango para graduar el grosor de la oblea, venía a ser como unas tenazas de atizar el fuego, pero considerablemente más grande porque pesaba unos cuatro kilos y, cada vez que se echaba una cucharada de harina, había que darle la vuelta en el aire.

Una vez caliente el molde, se abría y se ponía una cucharada de masa en el centro; a continuación, se le daba la vuelta, para que no se calentara una parte más que la otra, y se recortaba, de la oblea que ya estuviera fuera del molde, la harina que había salido tras presionar las dos caras del mismo. Este tiempo del recorte era el que necesitaba la oblea del molde para cocerse. Este se cerraba muy apretado ayudado por el pasador que llevaba al final del rabo. El recorte de la oblea lo pedían los vecinos para las pellas de los animales ya que al ser de harina y aceite servía para su engorde.

Cada hoja se colocaba, una vez recortada, en una torre sobre la anterior y, así, una a una hacían cada día un montón de obleas que al final de la jornada se contaban en docenas y se envolvían. En una jornada de trabajo de ocho a diez horas se producían entre treinta y cuarenta docenas de obleas (24 hojas por docena). Al principio se les ponía una tira de papel blanco pegada con harina para separar cada docena, pero, luego, para facilitar las cosas, se pasó a envolver varias docenas juntas.

Curiosamente, como cada docena lleva veinticuatro hojas, porque una oblea de alfajor necesita dos hojas, mucha gente las llamaba "dobleas", por eso de eran dobles, digo yo.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

viernes, 10 de agosto de 2018

Elaboración tradicional de las obleas del alfajor. Un oficio casi perdido


Tradicionalmente, cuando llegaba el último trimestre del año, muchas familias de Caravaca, especialmente las mujeres, se dedicaban a elaborar obleas para el alfajor de la Navidad. Hubo una época de abundante producción y este plus económico ayudaba al bienestar de estas gentes.

Según cuenta mi madre, hace unos sesenta años ella conocía a dos familias que se dedicaban a este menester y su producción era tan escasa que la gente tenía que volcar el alfajor en cajas y, luego, ir partiendo barras, como se hace con el turrón.

Mi padre, herrero de profesión, conoció este curioso oficio cuando una de estas familias le llevó el molde de las obleas para repararlo porque se pegaban las hojas y, como era muy ingenioso, tomó notas y confeccionó un molde similar. Curiosamente, las láminas de hierro donde se pone la masa para la oblea iban adornadas con dibujos geométricos grabados alrededor y uno central diferente en cada cara y en cada molde. Mi padre esculpía estrellas y cruces de Caravaca. Fabricó varios moldes para la familia y alguno más para gente que estaba necesitada de ingresos.

Me cuenta mi madre que uno de los primeros moldes que hubo en el pueblo se lo compró alguien a una familia de Moratalla y que llevaba esculpido el Santo Cristo que allí se venera.

La tradición del alfajor la compartimos las gentes de la misma comarca natural, es decir, que venían desde Nerpio (Albacete), Topares (Almería), Vélez Rubio (Almería), desde el noroeste de Murcia, Calasparra, Cehegín, Moratalla y desde los campos de alrededor, Barranda, Archivel…,
a comprar obleas para comercios y distribuidores de alimentación a mi casa, porque mi madre y mis tías hacían cinco o seis mil docenas de obleas en tres meses, o a casa de otros productores.
Hoy casi nadie sigue con esta tradición y las obleas que compramos son más industriales.   


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

lunes, 6 de agosto de 2018

Mamá, ¿es que te crees que soy tonto/a? El alcohol





Ya sé que lo que te voy a decir lo has oído muchas veces, pero te lo repetiré para que reflexiones sobre ello.


En primer lugar, beber no hace que seas más divertido ni que te lo pases mejor, al contrario, pierdes el control de quién eres en realidad y puedes llegar a mostrarte ridículo ante los demás.

En segundo lugar, el que muchos jóvenes consuman alcohol de forma habitual no quiere decir que eso esté bien hecho. Si sigues la conducta general para no quedarte fuera del grupo, estás perdiendo tu personalidad y te estás convirtiendo en parte de la masa que no razona por qué hace lo que hace.

A continuación, debes de tener en cuenta que beber perjudica la salud y no me vale eso de que solo es los fines de semana porque, si se consume, como vosotros decís, a tope, se corren riesgos que te pasarán factura en el futuro.

Por último, si se ahorrara todo lo que se gasta en alcohol, se economizaría mucho.

Resumiendo, es muy importante que tú tomes tus propias decisiones y no te dejes manejar; también es moderno tomar un zumo, refrescos sin azúcar o la socorrida agua junto al grupo de amistades y, si se mofan de ti, enséñales lo que te estoy comentando.
--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

sábado, 4 de agosto de 2018

Poema LIII de Bécquer. Aproximación a la poesía





Hay mucha gente que cree que es difícil entender la poesía, pero yo no lo siento así y, además, os digo que es hermoso leer un poema y comprobar que empatizamos con su autor porque los sentimientos humanos son atemporales: el amor, la desilusión, la pena o desesperación ante la pérdida de un ser amado, el odio…

Vamos a intentar leer y entender un hermoso poema de Bécquer y, después, a disfrutar de él. No es difícil, solo tienes que dejarte llevar por la intuición.

              Rima LIII

 Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el  vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!

El poeta le dice a la amada con amargura que la naturaleza cada primavera estallará en su renacer, pero que ni las golondrinas, ni las madreselvas que fueron testigos de su amor serán las mismas. Le reprocha amargamente que ella se pueda volver a enamorar de otro, pero le deja bien claro que ningún hombre la idolatrará como lo ha hecho él. Podemos apreciar el despecho de un dolorido hombre tal vez abandonado por la mujer que ama.


Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura

miércoles, 1 de agosto de 2018

Se salvaron a los náufragos. Los distintos porqués. Dislates lingüísticos


Si los medios de comunicación son un recurso para enseñar estructuras lingüísticas correctas, pues estamos arreglados. Las dos cuestiones que voy a abordar parece que son complicadas de entender por lo que cada día se escucha o se ve escrito a pie de pantalla en teletextos, titulares y traducciones de otros idiomas.

Se + verbo + a (preposición que introduce un complemento directo)

En esta estructura el "se" implica que no vamos a tener sujeto y que nos encontramos ante una oración impersonal.

El verbo en las oraciones impersonales siempre va en tercera persona del singular.

Lo que va introducido por la preposición "a" es complemento directo.

Por lo tanto, la estructura correcta es: Se salvó a los náufragos.

Es muy fácil, recuerda que, cuando una oración empieza por "se" y tras el verbo viene "a", el verbo siempre va en singular.

 

Por qué / porque / el porqué / por que

Distinguir los distintos porqués no es difícil si prestamos atención cuando escribimos.

Cuando preguntamos, haya signo de interrogación o no, siempre se pone separado: ¿Por qué has llegado tan tarde? / Dime por qué has llegado tan tarde.

Cuando respondemos se pone junto: Porque he pasado a ver a Luis.

Cuando indicamos la causa de algo se pone junto: No has llegado a tiempo porque no te ha dado la gana.

Cuando lleva el artículo delante (el / un) o cualquier adjetivo determinativo (este,algún…) se pone junto porque es un sustantivo y tiene hasta plural: No me has aclarado todavía bien el porqué de tu retraso. / No me has aclarado los porqués de tu retraso.

Cuando introduce una oración de relativo con antecedente se pone separado: El camino por que (por el que) vas es largo.

Si te fijas, verás que se pone tilde al "qué" interrogativo y al "porqué" sustantivo. Cuando el "qué, cómo, cuándo, cuánto" preguntan sin signo de interrogación llevan tilde.

Hay algún caso más, pero te he explicado los más usuales.

Esto no es difícil y, si te vas haciendo fichitas que siempre tengas delante con estas cuestiones, te sorprenderás de tus avances.



--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura