domingo, 26 de agosto de 2018

Mamá, ¿es que te crees que soy tonto/a? La higiene de la casa




Mira, me parece bien que te quieras independizar, pero me tienes que escuchar con atención porque ser independiente tiene sus responsabilidades.

Para empezar, aunque no compartas piso, tu casa es el reflejo de tu estado emocional. Si evitas ensuciar y enredar, te sentirás mejor y la limpieza de ciertas partes aguantará más.

Las zonas húmedas de las viviendas requieren atención especial porque la humedad favorece la aparición de ciertos bichitos que hay que mantener a raya por la salud.

Vamos a empezar por la cocina. En este espacio está el fregador con el estropajo y la bayeta; si untamos la encimera con alimentos, lo mejor es que pasemos el estropajo sin jabón, lo enjuaguemos y lo volvamos a pasar con jabón para, a continuación, terminar limpiando con la bayeta. Si lo que hemos derramado es aceite, leche o zumo, lo mejor es pasar un papel primero.

Tanto la bayeta como el estropajo, recogedores de suciedades, hay que lavarlos con jabón, preferentemente pastilla de lavar ropa, enjuagar bien y poner en agua con lejía un par de horas. Sí, ya sé que en las instrucciones de uso pone que no se emplee lejía con la bayeta, pero, como no son muy caras, cuando se estropee, pones otra.

Seguimos por el aseo en el que tenemos que emplear lejía con frecuencia en el váter y, por qué no, en el lavabo.

Tanto en la cocina como en el aseo hay espacios para los que es muy adecuado el cepillo de dientes que desechamos y que podemos reciclar: debajo de los grifos, juntas de los saneamientos con los azulejos, parte alta del interior de la tubería, tapón del desagüe... La lejía con detergente es estupenda para esto.

Vamos a terminar con la lavadora que secaremos después de cada uso para evitar olor a húmedo y moho. Primero sacamos el cajón del detergente, lo enjuagamos y ponemos bocabajo para que escurra; en segundo lugar, secamos el hueco del cajón y, para terminar, secamos la goma de la puerta y la puerta.

Para terminar, te aconsejo que de vez en cuando limpies los electrodomésticos de suciedades y, como ahora hay de todo, podrás encontrar productos específicos para cada cosa. ¡Ah!, y ya sabéis, la casa no entiende de sexos.


--
Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura