sábado, 5 de enero de 2019

Lomo de cerdo adobado. Receta de la abuela




Esta antigua receta la aprendí de la abuela de mi marido, que hoy superaría los cien años, y servía para conservar carnes frescas de la matanza del cerdo que no se podían consumir en poco tiempo. Los frigoríficos y congeladores son electrodomésticos modernos y estas carnes se secaban y se consumían como fiambre a lo largo del año.

Utensilios necesarios

-una fuente alargada

-una rejilla que sirva para la fuente

-un mortero

Ingredientes

-lomo de cerdo sin trocear de unos dos palmos de largo

-pimentón dulce

-una cabeza de ajos

-aceite de oliva

-orégano

-opcional: cayena o pimienta negra

Modo de hacerlo

El lomo de cerdo debe ser redondito y no muy ancho y, si quieres que no lleve la parte grasa de debajo, se la puedes quitar.

En primer lugar, pones el lomo en sal unas 24 horas, enterrado completamente; lo debes dejar en el frigorífico. Una vez cumplido ese tiempo, le quitas la sal y lo lavas bajo el grifo. De nuevo, lo pones en el frigorífico otro día para que se seque bien.

A continuación, pica los ajos en el mortero y les añades bastante pimentón y aceite de oliva y, si quieres, el orégano y la cayena o pimienta. Después, untas muy bien el lomo con esta mezcla espesa. Una vez untado, lo pones sobre la fuente con la rejilla, porque va a gotear durante varios días. Ya no lo metas al frigorífico para que empiece a secar.

Para terminar, le atas un hilo fuerte y lo cuelgas, pero con la precaución de poner papel abundante en el suelo para que pueda terminar de gotear. Si no tienes un lugar adecuado para colgarlo, lo dejas sobre la rejilla y cada día le das la vuelta y así se secará uniformemente.

Si no puedes aguantar hasta que se seque, puedes empezarlo, pero estará tierno.





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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura