domingo, 30 de diciembre de 2018

Aproximación a la poesía. Carpe diem



El deseo de aprovechar el tiempo, el momento, mientras se es joven, es tan antiguo como el hombre mismo. En la literatura, a partir del poeta latino Horacio (Venusia, año 65 a. C.), que escribe en una de sus odas (libro I, oda 11, versos 7-8): "Carpe diem, quam minimum credula postero" (vive el día de hoy, no confíes lo más mínimo en el mañana), la expresión Carpe diem se ha convertido en uno de los tópicos literarios o tema que más ríos de tinta ha hecho correr entre los poetas de todos los tiempos.

Este tópico aparece claramente en el poema La hora de Juana Ibarbourou, escritora posmodernista uruguaya, que muestra la mentalidad abierta de una mujer de principios del siglo XX que incita a su enamorado a disfrutar de las mieles de la juventud antes de que llegue el momento amargo de la vida, el ciprés-muerte.

La hora

Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.


Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.

Ahora que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.

Ahora que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.

Ahora que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida aprisa.

Después..., ¡ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!

Que entonces inútil será tu deseo,
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.


¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!


Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.

Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves
que la enredadera crecerá ciprés?



La joven incita a su amante al disfrute amoroso: "Tómame ahora", con la premura de quien sabe que el paso del tiempo es inexorable: "Después… ¡ah, yo sé que ya nada de eso tendré!", y que entonces no le podrá ofrecer ni el deseo ni la frescura de los que disfruta en este momento: "Tómame (…) hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca".

El poema está estructurado en dos partes en las que la escritora expresa en clara antítesis, por un lado, las mieles, las alegrías del "Ahora": "dalias nuevas en la mano", "sombría cabellera", "carne olorosa, ojos limpios, piel de rosa", "rica de nardos la mano", y, por otro lado, la aniquilación que traen consigo la vejez y la muerte: "inútil deseo", "mausoleo", "anochezca", "mustia", "ciprés". En este poema la naturaleza, con la que metafóricamente se expresa la idea del Carpe diem horaciano, da a conocer con delicadeza y exquisitez los sentimientos y deseos de una mujer atrevida, con iniciativa y determinación, de una mujer moderna de principios del siglo XX.

Creo que la poesía, entendida, llena nuestra alma de emoción y nos demuestra que el ser humano, independientemente de la época que le ha tocado vivir, vuelca sus sentimientos atemporales en versos eternamente modernos, o ¿es que tú no sientes como Horacio que el tiempo pasa y que el momento se esfuma?



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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura