martes, 25 de septiembre de 2018

Guíscano. Palabra con encanto




En más de una ocasión he escuchado alguna acalorada discusión sobre si una palabra está bien o mal dicha y he tenido que poner paz porque las palabras deben servir para la concordia y nunca para la contienda.  

Una de estas voces es guíscano que utilizamos aquí para denominar lo que otros llaman níscalo. Un guíscano (Lactarius deliciosus) es un hongo comestible que nace en zonas de pinos y que se cosecha en otoño. El Diccionario de la RAE no recoge esta voz porque es un localismo, pero eso no quiere decir que esté mal empleada. El padre Ortín sí que la describe en su Vocabulario del Noroeste Murciano y señala que se emplea en zonas de Albacete, Granada y Jaén lindantes con el noroeste de Murcia. Anota que es una variante fonética de mízcalo (el diccionario de la Rae señala que esta, a su vez, es una variante de níscalo), de origen posiblemente prerromano.

Por lo tanto, cuando decimos guíscano, mízcalo, nízcalo (no recogido en el DRAE), níscalo, incluso robellón (DRAE: níscalo), nos estamos refiriendo al mismo hongo que en unas zonas, cuando se parte, es de color anaranjado y en otras, rojizo.



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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura