jueves, 21 de febrero de 2019

Dislates lingüísticos. Llegaistis, ayer cenemos y pesambre



Por amor a mi profesión y como consecuencia de esto a nuestro idioma, tal vez preste demasiada atención a lo que se escucha en el nivel coloquial de las gentes del pueblo. Algunas veces tengo que parpadear para mantenerme en silencio porque, claro, no se puede ir corrigiendo a diestro y siniestro como si en ello nos fuera la vida, ya que hay que ser amigos de la discreción.

Los dislates que propongo hoy son muy llamativos y están muy extendidos en el pueblo:

Llegaistis, amaistis, trajeistis: son formas vulgares e incorrectas del pretérito perfecto simple de los verbos "llegar", "amar" y "traer". Si conjugamos este tiempo correctamente, sería: amé / amaste / amó / amamos / amasteis / amaron. De "llegar" llegasteis y de "traer" trajisteis.

Creo que no es difícil practicar las formas adecuadas y, si, además, entras en el diccionario de la RAE, podrás resolver tus dudas con la autoridad de este organismo.

Cómo acceder a la versión electrónica del diccionario RAE

En primer lugar, hay que escribir RAE en el buscador de Google y pulsar "intro"; a continuación, pinchar en la entrada que salga y poner en la ventana que ofrece el diccionario con un cursor intermitente el verbo que buscas y otra vez tocar "intro" y saldrá información sobre dicha voz. Por último, cuando sale el verbo, hay una ventana que dice conjugar, pinchas y ahí puedes resolver tus dudas.

 

Ayer cenemos, bajemos, saltemos: también son formas incorrectas del pretérito perfecto simple demasiado extendidas. Lo correcto sería cenamos, bajamos, saltamos.

 

Pesambre: lo correcto es pesadumbre. Esta palabra ha seguido en boca del pueblo la tendencia de las voces latinas en su paso a nuestro idioma. Se pierde la consonante sonora "d", aunque en este caso acompañada de la vocal que le sigue. Este fenómeno lingüístico se denomina "síncopa" y ha sido muy frecuente en la evolución de un idioma a otro. Como esta voz no está recogida en el DRAE, su uso incorrecto es del nivel coloquial local.

Los hablantes somos economizadores con la lengua y, como sabemos que nos están entendiendo, no nos molestamos mucho en ver si hablamos bien o mal; pero hay niveles en su uso y lo que no puede ser es que los enseñantes, los comunicadores de los medios informativos y otras personas que tienen que hablar en público no se molesten por manejar bien el idioma que hablamos más de trescientos millones de personas en el mundo.      




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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura