domingo, 21 de octubre de 2018

El kiwi, un regalo de la naturaleza




La palabra kiwi es de origen maorí, lengua de los aborígenes de Nueva Zelanda. Cuando fue introducido este producto procedente de China en ese país a principios del siglo XX, le pusieron este nombre por la semejanza de la forma de la fruta con la de un pájaro que se llama así. Reciben esta denominación tanto el arbusto trepador como la fruta que produce de piel ligeramente vellosa y pulpa de inconfundible color verde.

Deberíamos tomar un kiwi cada día porque es rico en antioxidantes y vitamina C (98 mg por cada 100 gramos de fruta, casi el doble que la naranja o el limón). Refuerza el sistema inmunitario, mejora el tránsito intestinal, es diurético, ayuda a la digestión y un montón de beneficios que no podemos despreciar.

Recuerdo la sorpresa que llevé la primera vez que vi un kiwi abierto porque no me podía imaginar que una fruta tan fea por fuera, me recordaba los excrementos de los caballos, fuera de tal belleza por dentro. Lo trajo de Madrid, de Aranjuez, mi novio, hoy mi marido, cuando hacía la mili y creo que es de los primeros que visitó este pueblo. Hoy es tan corriente ver kiwis en todos los comercios que nos parece que han estado ahí toda la vida con las naranjas, las mandarinas y otras frutas más de nuestra tierra.

Os aconsejo que, si queréis mantener los resfriados a raya, comáis un kiwi al día y, por supuesto, las naranjas y mandarinas que os apetezcan, porque no podemos despreciar tales regalos a nuestra madre Naturaleza.





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Encarna Reinón Fernández
Profesora de Lengua Española y Literatura